¿POR QUÉ FUE UNA GUERRA MUNDIAL?

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«Los mártires de la Unión Minera de Katanga» (The Martyrs of the Union Minière du Haut Katanga) de Tshibumba Kanda Matulu (Congo, 1947-ca. 1981)

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Memorial de la masacre de Thiaroye, en Senegal, en recuerdo a los hechos del 1 de diciembre de 1944, cuando gendarmes franceses dispararon contra combatientes senegaleses desmovilizados que se manifestaban por el pago de sus salarios

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Mujeres indias en un curso de formación para la prevención de ataques aéreos en la Escuela de Formación Cusrow Baug, Bombay, 1942

Es poco conocido que el uranio empleado en la bomba atómica que devastó Hiroshima el 6 de agosto de 1945 se extrajo de la mina de Shinkolobwe, en la actual República Democrática del Congo, entonces bajo dominio belga. La población local empleada, también niños, fue sometida a trabajos forzados, además de a la exposición a altos niveles de radiación, dejando múltiples secuelas que, al igual que en Japón, perduran en el territorio. Este hecho nos permite trazar un vínculo entre colonialismo y guerra que trasciende a los límites temporales de la IIGM. 

La expansión imperial europea, que se inició en la segunda mitad del siglo XIX y se caracterizó por el establecimiento de colonias en África, Asia y el Pacífico, representa un elemento esencial para comprender la globalización de los conflictos bélicos en el siglo XX. Sin embargo, más allá de considerar a las colonias únicamente como teatros de operaciones militares, es fundamental reconocer que la población colonizada, con un enfoque especial en mujeres y niños, ha sido sistemáticamente excluida de las narrativas que abordan estos conflictos. Sus cuerpos y experiencias se utilizaron para alimentar la propaganda imperial y perpetuar los estereotipos que la sostenían, invisibilizando en los registros del periodo su agencias y experiencias 

Al término de la contienda, alrededor de 750 millones de personas, equivalente a un tercio de la población mundial, residían en territorios colonizados. El Imperio Británico contaba con un cuarto de la población global bajo su soberanía y, en palabras del historiador Chima J. Korieh, «Gran Bretaña no estaba en guerra, sino que lo estaba su imperio». Su participación en el conflicto fue diversa tanto en la retaguardia como en el frente, aunque siempre mucho más invisibilizada. Por ejemplo, se calcula que alrededor de 450.000 combatientes africanos fueron movilizados por el ejército francés durante la guerra. Estos soldados enfrentaron discriminación a lo largo de la contienda, culminando con la controvertida decisión de De Gaulle de «blanquear» las fuerzas que marcharon hacia París en agosto de 1944.  

La guerra en los entornos imperiales exacerbó las prácticas de violencia que habían perdurado durante toda la etapa colonial. Éstas incluían rígidas jerarquías raciales, el trabajo coercitivo para la explotación de los recursos naturales y agrícolas, el desvío de suministros locales en beneficio de las exportaciones hacia los centros imperiales, así como la movilización de combatientes. La población de estos territorios quedó marginada de la ayuda humanitaria, pero se unió en sólidas redes de apoyo local, lideradas principalmente por mujeres, aunque estas redes han sido insuficientemente documentadas debido al sesgo eurocéntrico. La conclusión de la guerra en 1945 no marcó el fin de los desafíos para esta población, que en muchos casos continuó luchando, esta vez contra las metrópolis que aún hoy no reconocen su papel en el conflicto. 

¿Por qué fue una guerra mundial?